Modelo Pedagógico

En el Colegio La Inmaculada, nuestra labor educativa está guiada por el Principio Misericordia, inspirado en la enseñanza de Jesús de Nazaret. Su mirada compasiva, su capacidad de sanar y liberar, nos muestran que la educación no es solo la transmisión de conocimiento, sino una verdadera transformación del ser humano.

Desde esta perspectiva, nuestras prácticas pedagógicas no son simples herramientas, sino mediaciones que humanizan el aprendizaje. Creemos que la educación debe formar personas íntegras, comprometidas con la construcción de una sociedad más justa y consciente. Nuestro propósito es que el conocimiento, acompañado de valores éticos, sea una fuerza de cambio frente a los desafíos actuales.

La Espiritualidad Samaritana, base de nuestro Proyecto Educativo Institucional (P.E.I.), impregna todas las áreas del saber, desde las ciencias naturales hasta las humanidades. Esto nos permite consolidar una enseñanza con sentido, donde el aprendizaje y la evaluación se alinean con un horizonte de humanización.

Como señala Jon Sobrino: «La misericordia no es lo único que ejercía Jesús, pero sí es lo que está en su origen y lo que configura toda su vida, su misión y su destino». Bajo esta premisa, el docente del CLI no solo transmite conocimientos, sino que acompaña, motiva y guía desde la empatía y el compromiso. Sentir y comprender las necesidades de los estudiantes es clave para generar un verdadero impacto en su formación.

Educar bajo el Principio Misericordia significa asumir un reto: no solo entender su significado, sino también evitar su tergiversación. Nuestra misión es clara: formar individuos que, con conciencia y ética, sean protagonistas del cambio en su comunidad y en el mundo.

¿Qué es el Principio Misericordia?

Al igual que Ernst Bloch formula el Principio Esperanza en su trabajo académico, Jon Sobrino (1992) plantea el Principio Misericordia, comprendido por el mismo como “un específico amor que está en el origen de un proceso, pero que además permanece presente y activo a lo largo de él, le otorga determinada dirección y configura los diversos elementos dentro del proceso”. Entonces, el principio “informa todas las dimensiones del ser humano: la del conocimiento, la de la esperanza, la de la celebración, la del afecto, y por supuesto, la de la praxis”.